18.10.13

Días de facultad XXVI

Hace unos días una asamblea, como las de siempre (amañada, alargada a la mala, necia) decidió tomar la Facultad de Filosofía y Letras que cerró sus puertas dos días. Por la red circula un video (busquen en YouTube “toma de dirección FFyL UNAM”) donde se ve la actitud de quienes decidieron hacer el paro. Ahí exigen a las autoridades de la facultad que se salgan de la dirección. Parecen matones: “tomen sus cosas y retírense a la Mascarones”, grita uno.
Da tristeza ver a los alumnos comportándose como si nunca hubieran entrado a una clase de historia, de filosofía, de letras, intolerantes como fanáticos religiosos. Están urgidos, como si en esa coyuntura (la de apoyar a la CNTE) se les fuera la vida. Las grandes peleas, creo yo, están más allá de las pequeñas circunstancias.
Desde que estudié en la Facultad me quedó claro que las asambleas pueden ser débiles, ilegítimas, el espacio perfecto para el filibusterismo.  O se regulan muy bien o no sirven para nada. ¿Saben cómo se votó la última? Los que están a favor pónganse de este lado y los que estén en contra de este otro; “como si estuviéramos bailando country”,  me explicó un alumno. Otro me dijo que lo sucedido era un claro ejemplo de que la democracia no servía para nada (no comparto su idea, pero la entiendo, también el ex presidente del IFE, L.C. Ugalde, en la famosa elección del 2006, nos cambió regla de mayoría por democracia: “es la regla de oro”, dijo). 
El H. Consejo Técnico de la facultad aprobó en su última sesión impulsar un foro permanente de reflexión para  abrir un diálogo al interior de la comunidad, etc (a las asambleas y paros de siempre las respuestas de siempre). 

Yo propongo es una asamblea que convoque a más de la mitad de los miembros de la facultad para decidir cuáles serán las reglas para tomar las decisiones sobre los paros por venir. Reglas básicas como quórum, voto secreto, paridad en las participaciones, tiempo máximo de uso de palabra. Así, cualquier asamblea que pretenda cerrar la facultad y no cumpla con el procedimiento estipulado será de entrada ilegítima.  Igual las harán, igual cerrarán la facultad, pero nos ahorraremos la pantomima de las asambleas y la legitimidad. La cerrarán arbitrariamente, porque así conviene a sus intereses políticos, pero que no saquen la bandera de la representatividad.

Por cierto, una vez cerraron la Facultad y parte de ella (el auditorio Justo Sierra), sigue tomada desde entonces. Siempre que alguien propone parar la Facultad nos recuerda esa afrenta y da escalofríos. 

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