31.8.13

Días de facultad XXIII

La política nacional ha vuelto a encender el debate en la Facultad, y es que comienza una vez más la discusión sobre la reforma energética: que si se privatiza Pemex, que la renta petrolera, que los impuestos onerosos que se le cobran a la empresa pública, que si contratos de riesgo, que si el sindicato corrupto, y un largo etcétera de temas que ya conocemos, pues a principios del sexenio anterior se discutió bastante el asunto. 
Es evidente que el tema es de capital importancia, una buena parte de los recursos públicos de nuestro país vienen de Pemex y por ello decidir el rumbo que ha de tomar la empresa es  indispensable para el futuro del país, para su viabilidad como proyecto común. Y sin duda, la discusión que se avecina bien podría funcionar para establecer una idea de país preocupado principalmente por resolver las injusticias que padecen sus habitantes: los jóvenes, los indígenas, las mujeres, por nombrar a tres grupos vulnerables. Yo creo que la discusión sobre el Pemex que queremos, tiene al menos dos niveles distintos, uno muy técnico donde tenemos que discutir cómo generar más recursos, cuál es la forma más eficiente de hacerlo, y por el otro lado establecer qué queremos hacer con ese dinero. Pienso, por ejemplo, en el modelo de Noruega, ahí el dinero que se genera con el petróleo se invierte en la bolsa para pagar las pensiones de la población. ¿Nosotros qué queremos hacer, cuál es nuestro proyecto? 
Yo creo que reducir la pobreza, la indignidad de la vida, brindarle oportunidades de empleo a los jóvenes, y abrirles espacios para que se eduquen. Habría que invertir en ciencia y en cultura. Todo esto lo digo por lo siguiente: generar riqueza para no distribuirla, producir recursos para que se desvanezcan entre los corruptos y las malas decisiones de quienes nos gobiernan, es profundamente injusto, yo no quiero seguir viviendo en un país donde la riqueza se queda en manos de unos pocos. Y menos si ese dinero es público.
Es urgente generar riqueza, cierto, pero también redistribuirla mejor. Es obvio que generar riqueza no basta para acabar con las desigualdades, se requiere hacer políticas públicas que permitan mejorar la condición de vida de las personas y ese tiene que ser nuestro proyecto de país. Por ahí tiene que ir el Pemex que queremos. Cualquier otro modelo  parece una infamia. 

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