17.1.13

Días de facultad XII


Hay gente detestable, eso lo sabemos todos; unos quizá por necesidad, otros por infames. Les hablaré de dos casos que me sucedieron recientemente.
El domingo 25 de noviembre fui a un concierto en el Foro Sol, esto gracias a que un buen amigo me invitó a escuchar y ver (que los conciertos cada vez son más multimedia) a Madonna, fue espectacular, hasta ahí nada nuevo.
Al salir del concierto, la estación del metro correspondiente ya estaba cerrada, así que comenzó la travesía para volver a casa. Los taxistas cobraban 500 pesos por un recorrido que normalmente sale en 80, nunca más de 100. 
Por más que les pedimos que nos cobraran con el taxímetro, sólo se mofaron. Al lado de ellos, un policía, se hacía tonto; yo le dije que lo que estaba presenciando era ilegal, que hiciera algo. Nada hizo. Es increíble que las autoridades del DF no hayan podido poner en orden el transporte nocturno: si somos tan ciudad de vanguardia, ¿no tendríamos que tener metro las 24 horas? ¿O al menos en días de eventos masivos, hasta tarde? Yo digo que sí. Policía y taxista, personas desagradables, que quieren sacar ventaja de la situación.
Pero más detestable y esta sí por infame, me resultó la conducta de una Doctora en Filosofía, que a sabiendas de la situación en la que me encuentro desde agosto en la facultad (que no voy a abordar aquí), decidió decirle a una joven alumna que yo no podía ser su director de tesis pero que ella sí, que mejor se fuera a la sombra protectora de su tutoría. Creo que situaciones como esta última que cuento, tienen que ver no sólo con la infamia, sino también con el sistema de evaluación del trabajo académico: claro, todos tenemos que dirigir tesis y como el número de tesistas es limitado, hay que competir por ellos, al parecer de algunos, a como dé lugar.
Y piensen también en el famoso publish or perish, díganme de verdad si piensan que esa carrera por sacar varios artículos por año no va en detrimento de los artículos mismos. Y de los libros ya ni digamos. ¿No estará vinculado el plagio con el sistema de evaluación?
Al taxista lo puede regular el policía que se hacía tonto; la competencia en la academia es más difícil de conducir, y es que hay quienes entienden su carrera no como algo que harán junto a sus compañeros de Facultad, sino a pesar de ellos, sobre sus cadáveres. Afortunadamente la UNAM y la Facultad de Filosofía y Letras están llenas de personas honorables, y unos pocos académicos infames no le hacen demasiada mella, no todavía.

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