Edith Ruiz Mendicuti se hizo famosa
por sus declaraciones fuera de lugar, su soberbia, su cinismo, su
ignorancia y sobre todo por no entender nada del papel que debería
desempeñar como presidenta de la comisión de cultura de la ALDF. Se
hizo visible porque pensó que podía decir, sin que nadie le pidiera
cuentas, las cosas que dijo (hago una glosa): “presido la comisión
de cultura porque fue la que quedó libre y a mí, gracias al papel
que desempeño, me toca presidir una comisión”. Su desfachatez es
terrible y desnuda la pobreza de la democracia en la que vivimos:
- porque muestra cómo los representantes populares se reparten las posiciones de poder para pagar favores y no para avanzar en la creación de mejores leyes que favorezcan a la sociedad.
- Y porque muestra que los ciudadanos no vigilamos lo que nuestros representantes deciden: Ruiz Mendicuti llamó demasiado la atención por su descaro y sus errores, pero si hubiera sido más discreta, ¿quién la hubiera notado?
Del caso Mendicuti debemos aprender
todos, la ALDF debería tener normas que evitaran que sus comisiones
se repartan como un botín. Por otro lado, los ciudadanos deberíamos
vigilar más de cerca a quienes nos representan. Y al hacerlo, por
supuesto, exigirles resultados, que rindan cuentas. Así, no debemos
permitir nunca más una respuesta como la de Ruiz Mendicuti
(soberbia, grosera) a las exigencias de los ciudadanos, los
representantes populares deben aprender a ser exigidos sin que se
sientan insultados: no son dioses de mármol en curul.
Hoy entregaremos en la ALDF una carta
similar a la que sigue, resultado de reunir dos cartas distintas que
compartían el mismo espíritu:
Diputados:
Los ciudadanos que firmamos esta carta
exigimos que la ALDF destituya a Edith Ruiz Mendicuti como presidenta
de la comisión de cultura pues nos parece que ha dado muestras de
sobra de no tener el perfil idóneo para dirigir tal comisión.
También solicitamos que la ALDF
revise su reglamento y realice los cambios pertinentes para que nunca
más una comisión tan necesaria y frágil como la de cultura quede
en manos de un personaje tan contrario al espíritu de la misma. Nos
queda claro que al nombrar a Edith Ruiz Mendicuti los diputados de la
ALDF mostraron la forma en la que entienden la política y la
cultura: es terrible, no queremos que nos representen así.
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