3.2.11

Ética para 2011

DECÍA mi abuela que contar los sueños es de muy mala educación, a menos que te halles frente al psicólogo y le pagues por soportar un asunto tan aburrido y, desde mi punto de vista, trivial: los sueños sólo le importan a quien los sueña. Y digo esto porque opino exactamente lo mismo de los propósitos de año nuevo, nada me parece más aburrido y de mala educación que una persona acapare la conversación de sobremesa contándonos sus propósitos: bajar de peso, leer más, beber menos, sacar diez en todo. Es impresionante cómo se repiten los propósitos cada año y también el bajo índice de realización —no llevo ni quiero llevar una estadística al respecto— que deben tener. Es decir, la gente tiene propósitos y no los cumple, vaya forma de transformar la realidad.

Pese a que opino lo antes mencionado, les compartiré un propósito para 2011, que también podríamos llamar plan u hoja de ruta: durante los primeros meses de este año haré en esta columna un repaso de la filosofía moral de aquellos pensadores que me parecen imprescindibles para tener un entendimiento básico de la ética, esto con el fin de compartir mis lecturas y estudios con todos aquellos involucrados en la educación.

Lo he dicho en una gran cantidad de artículos y reitero una vez más mi preocupación por la poca comprensión que tiene el público en general de los problemas y debates que los filósofos plantean. Y me preocupa por varios motivos, pero el fundamental es el siguiente: no podremos tener nunca una sociedad plenamente democrática si los ciudadanos que la conforman no tienen conciencia de su papel en ella, que ha de ser participativo, casi que combativo, porque la democracia es siempre débil, basta un suspiro para que se nos escape de las manos. Déjenme citar como ejemplo las magníficas palabras de Stefan Zweig en su pequeña nota sobre Joseph Roth (que pueden encontrar en su El legado de Europa, publicado porAcantilado): “en vano contempla la razón esa oscuridad, que ninguna palabra puede iluminar; en vano contempla ese sopor estúpido, que ninguna llamada de atención puede interrumpir, e impotente ha de confesar que evidentemente subyace un sentido profundo en esa autohuída hacia el olvido, en esa permanente retirada de la humanidad de sus objetivos más puros”. En fin, que democracia y humanidad son presa fácil frente a las bajezas, el egoísmo y la violencia.

Pero volviendo a la última idea de Zweig, la de los objetivos más puros de la humanidad, creo que la ética se trata de señalarlos, argumentar en su favor y de motivarnos a actuar conforme a ellos. Por esto resulta importante usar este espacio para hablar de las grandes ideas de la filosofía moral. Así pues, en las próximas semanas y meses encontrarán aquí artículos sobre los siguientes filósofos: Sócrates, Platón, Aristóteles, Epicuro, Diógenes el perro, Montaigne, Hume, Kant, Mill, Nietzsche, Jean-Paul Sartre, Richard Rorty, John Rawls y Jürgen Habermas.

Por supuesto que serán artículos apropiados para una publicación como Campus y no pretenden en ningún sentido sustituir obras de referencia tan importantes como la Historia de la ética, que dirigió Victoria Camps, o el famoso Companion to ethics, de Peter Singer. Lo que sí pretenden es hacer llegar a los lectores de este suplemento las ideas fundamentales de estos autores para que las tengan a la mano y en lo posible las pongan en práctica y las difundan. Quizá de esta manera podemos comenzar a construir un mejor porvenir.

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