6.10.10

Los ni-nis y otros habitantes de la precariedad

Mucho se ha dicho de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, los ni-nis. Hablaron de ellos José Narro, rector de la UNAM; también Alonso Lujambio, secretario de Educación Publica y, sin duda, la directora del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), Priscila Vera. Discutieron cuántos son en realidad, si más de siete millones o menos de 300 mil. Y también las razones de esta inmensa diferencia: según la directora del Imjuve, los datos están inflados por todas las muchachas que hacen trabajos domésticos que en realidad no son ni-nisporque trabajan en casa. Y el rector responde bien: en lugar de intentar la corrección de la manera como se obtiene la cifra estadística, deberíamos corregir la realidad.

El problema no es precisar cuántos jóvenes ni estudian ni trabajan, sino más bien terminar con la falta de oportunidades. ¿A quién no le resulta evidente que si hay jóvenes ni-nis es porque no consiguen ni trabajo ni educación? Claro que habrá ni-nis por voluntad, los que podemos llamar ni-nis bien, que son esos jóvenes que ni estudian ni trabajan porque están viajando, digamos, por Europa, pensando sobre su futuro, qué se yo, gozando del ocio que sus padres les permiten tener, en esas condiciones perfectamente se puede ser unni-ni feliz. Pero esos jóvenes son los menos, una minoría. Irrelevante.

Es claro que el problema no está en ser ni-ni, más bien está en no poder sino serlo, en la precariedad de la vida, en los ni-nis que también fueron niños sin educación ni empleo, los mini ni-nis y en los jóvenes si-sis que, digamos, son los que sí estudian y sí trabajan, obligados por la falta de recursos. El asunto está en la desigualdad. Bien podemos preguntarnos cuántos jóvenes tienen un padre desempleado, una madre alcohólica, un hermano en Estados Unidos, una hermana que sufre maltratos, un viejo abuelo diabético al que han de cuidar. Y cuántos trabajan y no estudian, por un salario miserable, y cuántos usan drogas o asaltan o sufren profundamente la desesperanza y se suicidan. Todos esos jóvenes, ¿qué son? ¿Ni-nis, si-sis, no-sis? Son personas que no encuentran un camino digno para realizarse y, claro, algunos se convierten en soldados de la guerra del narcotráfico, otros en vulgares asaltantes, otros engrosan el público cautivo de la televisión para ignorantes, otros el capital político de políticos embaucadores. Todos, eso sí, carentes de un futuro claro, a la deriva, injustamente obligados a vivir marginados, partidos, desencajados.

Es de todas las urgencias atender el problema de la juventud —y, por ello, también el de los ni-nis—: abrir espacios para que reciban educación y también fuentes de empleo para que ejerzan su profesión, pues también existen los pro-nos, jóvenes profesionistas que no pueden trabajar en la disciplina que estudiaron. Y también necesitamos recuperar y crear espacios de ocio porque, como están las ciudades de este país y sus calles, también hay jóvenes que no se pueden divertir. Juventud en la precariedad, eso es lo que enfrenta esta generación de muchachos. Y si así es su juventud, no quiero imaginarme su vida adulta ni su vejez, si es que la tienen.

Y si la desigualdad sigue como va, no hay duda de que esos ni-nis por voluntad que hoy se pasean por Trieste llevarán las riendas de este país que a la vez que no le da oportunidad al futuro de las grandes mayorías, le da muchas a unos cuantos. Ese es el problema, señores, no la estadística ni el nombre de sus números.

2 comentarios:

  1. Mucho se ha dicho de los jóvenes. Curiosamente, pocos de ellos, pocos de nosotros, son los que opinamos al respecto.

    Saludos profesor,
    Ángel Ruiz

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  2. me atrevere a sostener una explicacion un tanto pueril del fenomeno de los ni-ni's : producto de una mezcla rara entre el sistema consumista, la indiferenciacion, el sistema familiar monoparental de las madres/padres solter@s(mayoritariamente madres) y otros factores que creo son consecuencia mas que causa(como el desempleo, la drogadiccion y la falta de recursos). Todo esto dando como resultado una generacion de jovenes que cae en la desidia hacia la situacion propia y colectiva.

    Esto es, un circulo vicioso que comienza quizas en el trauma de los padres de haber sufrido carencias y dificultades para llegar a tener lo que se tiene. Queriendo evitar dicho sufrir a sus hijos, se solventan con ayuda del lavado de cerebros de los masss-media, creando la ilusion de resolver aquella carencia con bienes materiales y tecnologia, la famosa "comodidad": los padres comienzan a ver a sus hijos como sujetos de consumos y ya no como seres humanos que buscan ser reconocidos como tal. Si aumentamos el hecho de que una buena parte de esta generacion fue "educada" con madres solteras encontramos que aquellas, en el afan de satisfacer las necesidades de consumo, se vuelcan en el trabajo y quizas en las labores domesticas descuidando su ser madre, su ser mujer y sobre todo su ser humano. Asi la formacion de sus hijos es delegada a los medios de comunicacion y a la publicidad, estos niños crecen sin identificarse directamente con sus padres, solo se reflejan en ese sistema de valores o "anti-valores" que los vuelven nada. Un gran dolor egoista los inmoviliza y solo se logran conmiserar, resintiendose con sus familias que no los reconocen, con su sociedad que los ve como inutiles y con ellos mismos por no soportar ni su propia existencia.

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