29.7.10

No todo está permitido

El artículo que publiqué en Campus hace dos números se llamaba “Honestidad académica”; en él, entre otras cosas, sugería que es importante hablarle a los jóvenes de la honestidad no porque sean deshonestos, más bien porque no saben del tema, nadie nunca se detuvo a subrayarles la importancia del mismo.

Recibí varios correos comentando la honestidad y lo importante que resulta. En uno de ellos, una lectora, Gabriela, me cuenta que en la universidad donde estudia “NADIE, absolutamente NINGÚN profesor me dijo ‘tienes que poner referencias...’ o ‘no puedes usar Wikipedia...’ o ‘eso es plagio... ’, sigo entregando mis proyectos con referencias y mis profesores me dicen que a) no es necesario y b) que eso es para licenciados... ¿¿¿Cómo promover la civilidad???”.

Vuelvo al punto: ¿cómo queremos un país distinto si ni siquiera nos preocupamos por decirle a los jóvenes que la honestidad es un valor fundamental de la academia y de la convivencia? En la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, por ejemplo y que yo sepa, quizá me equivoco, no existe un “código de ética académica” que se le entregue a todos los alumnos por igual y que se discuta en la primera clase para establecer desde el principio lo que está permitido y lo que no está permitido.  Porque es un hecho que hay cosas que no deben estar permitidas y que tenemos buenas razones para explicar por qué las rechazamos. Es la base de la ética argumentar qué está bien y qué está mal.

Es mentira que todo esté permitido, es mentira que todo es relativo y que no podemos decir cuándo una acción está bien o mal. Sin duda, hay temas complicados, pero que en algunos casos no sepamos qué debe estar permitido y qué no, no demerita el gran cúmulo de razones —hacemos ética hace más de dos mil años— que tenemos para sostener que hay acciones honestas y acciones deshonestas, actos buenos y actos malos.

Me gustaría que algún relativista defendiera, por ejemplo, que la matanza de jóvenes en Torreón a manos de sicarios recluidos en un penal está bien y debe permitirse. Es decir, que defienda que matar es un acto bueno. Claro que hay excepciones, la defensa propia, el suicidio asistido, pero las excepciones no demeritan la contundencia con la que podemos afirmar que matar está mal, que violar está mal, que dañar está mal.

Si este país se nos está cayendo a pedazos es, entre otras cosas, porque no hemos logrado motivar a las personas para que actúen conforme a los valores que sostienen a cualquier sociedad democrática. Por un lado, porque la impunidad y la desvergüenza son cosa de todos los días y, por otro lado, porque nadie nunca se detiene a dar razones de por qué hay cosas que no deben estar permitidas.

2 comentarios:

  1. Hola; nuevamente escribo a su blog para agradecer sus siempre acertados y constructivos articulos.Espero encontrar publicado alguno en dia siete, puesto que estos enriquecen aún mas la revista, además de que se extraña la perspectiva del filosofo(hago mención de la revista tambien por que en ella leí por primera vez un articulo suyo y desde entonces la eh comprado) =D
    Se necesitan mas personas como usted que nos conduscan a la busqueda del bien común, de la reflexión más que nada.

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  2. Aunque no es un libro de ética, podría muy bien utilizarse para ver la fuerza de los argumentos relativistas. "El valor igualitario" de todos nuestros juicios de conocimiento. Échenle un ojo al libro de Paul Boghossian titulado Fear of Knowledge. Desafortunadamente la traducción, creo que está en Alianza es pésima, sobre todo para quienes están especializados en epistemología. No todo se vale. Lourdes Valdivia

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