2.9.09

Juanito

Juanito me recuerda a Eva, inocentote, le ofrecen la manzana y se la come. Lo van a echar del paraíso.

Cuando la política se entiende como un juego de intereses donde vale de todo para ganar posiciones —visión que hace mucho daño porque olvida que la política es un diálogo para alcanzar consensos que encaminen las decisiones al bien público—, la traición es un recurso útil, quizá necesario. Sin embargo, para que sea eficaz debe usarse con sigilo, los traidores deben ser poderosos y sobre todo, deben tomar todo el poder con su golpe, "matar al enemigo", pero una traición de buenas a primeras, sin poder real, es una inocentada y, peor, un suicidio. Juanito perdió la partida, para unos tiene las manchas del peje —peor que la lepra— y para todos la de traidor ¿a la sombra de quién podrá guarecerse?

En octubre toma posesión, esperemos a que cobre su quincena y lo invitamos a jugar poker: va a bluffear, luego le bajamos su lana con cualquier tercia.

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