(Nota: esto es una propuesta puntual y no detenidamente argumentada; no sé casi nade de cuáles son los mejores mecanismos para combatir la corrupción).
El diagnóstico de lo qué le pasa a México es bastante claro, aunque, por supuesto, el diagnóstico definitivo no lo tenemos (ni lo tendremos). Yo resalto cuatro aspectos de este diagnóstico, que por supuesto no es mío, aunque lo comparto: mucha corrupción, impunidad (estos dos aspectos están íntimamente ligados), gran desigualdad de oportunidades y mala educación.
Creo que las batallas puntuales son más útiles y transformadoras que las grandes revoluciones, (claro, esto ya es una postura política que podríamos discutir en otro ámbito). La propuesta del PAN para crear un sistema anticorrupción, por lo que he leído (para empezar esto), parece ir a lo profundo, ser buena, siempre que no se diluya en su tránsito por las execrables cámaras que están llenas de diputados y senadores que sólo miran por sus intereses.
Siendo así, me parece que deberíamos dirigir la indignación que hoy día llena nuestros corazones a presionar al Congreso de la Unión para que lleve a cabo un cambio radical en la batalla contra la corrupción. Para ello habría que enriquecer y hacer más radical la propuesta anticorrupción pancista (con la ayuda de personas dedicadas al tema) y exigir reformas constitucionales, legales e institucionales que transformen el pésimo combate a la corrupción. Esto no quiere decir que dejemos a un lado la exigencia de justicia en el caso Ayotzinapa ni en el caso Tlatlaya. Tampoco quiero decir que esta sea la solución de todas las injusticias de nuestro país.
¿Cómo presionar al congreso? Cito una entrevista que le hicieron a Edgardo Buscaglia (y que inspiró esta propuesta):
Propongo exigir la aprobación del sistema nacional anticorrupción en este periodo de sesiones rodeando el Senado, hasta que se apruebe.
También podríamos exigir ante las embajadas de E.E.U.U. y de los países miembros de la U.E. que presionen al Congreso mexicano para aprobar el Sistema AntiCorrupción.
Por supuesto, esta propuesta tiene que enriquecerse y en ningún sentido es excluyente de otras acciones. También podríamos presionar al Congreso para pasar otras leyes y no las que propongo. Insisto en la necesidad de delimitar claramente las exigencias.
El diagnóstico de lo qué le pasa a México es bastante claro, aunque, por supuesto, el diagnóstico definitivo no lo tenemos (ni lo tendremos). Yo resalto cuatro aspectos de este diagnóstico, que por supuesto no es mío, aunque lo comparto: mucha corrupción, impunidad (estos dos aspectos están íntimamente ligados), gran desigualdad de oportunidades y mala educación.
Creo que las batallas puntuales son más útiles y transformadoras que las grandes revoluciones, (claro, esto ya es una postura política que podríamos discutir en otro ámbito). La propuesta del PAN para crear un sistema anticorrupción, por lo que he leído (para empezar esto), parece ir a lo profundo, ser buena, siempre que no se diluya en su tránsito por las execrables cámaras que están llenas de diputados y senadores que sólo miran por sus intereses.
Siendo así, me parece que deberíamos dirigir la indignación que hoy día llena nuestros corazones a presionar al Congreso de la Unión para que lleve a cabo un cambio radical en la batalla contra la corrupción. Para ello habría que enriquecer y hacer más radical la propuesta anticorrupción pancista (con la ayuda de personas dedicadas al tema) y exigir reformas constitucionales, legales e institucionales que transformen el pésimo combate a la corrupción. Esto no quiere decir que dejemos a un lado la exigencia de justicia en el caso Ayotzinapa ni en el caso Tlatlaya. Tampoco quiero decir que esta sea la solución de todas las injusticias de nuestro país.
¿Cómo presionar al congreso? Cito una entrevista que le hicieron a Edgardo Buscaglia (y que inspiró esta propuesta):
¿Por qué la sociedad civil no ha actuado de manera masiva hasta ahora ?
Eso es algo que vengo anunciando desde hace ocho años en México y me causa mucha tristeza: que estas cosas no se aborden hasta que no comienza a correr un tsunami de sangre. Lamentablemente, la sociedad civil mexicana está muy disipada, muy fragmentada. Hay muchos valientes como el padre Solalinde, pero también hay una parte de la sociedad civil que está corrompida, que se beneficia a través de contratos con el Gobierno en los Estados y con el Gobierno Federal, a través de Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social). No vemos a la sociedad civil puntualmente rodeando a los Congresos, a los Poderes Legislativos de los estados y el federal, presentándose con una lista puntual. Y si ésta no se cumple, la gente debería mantener rodeado el Congreso. Así se volvería un símbolo de resistencia que llamaría la atención pública internacional. Eso generaría presión hacia el cambio.
Propongo exigir la aprobación del sistema nacional anticorrupción en este periodo de sesiones rodeando el Senado, hasta que se apruebe.
También podríamos exigir ante las embajadas de E.E.U.U. y de los países miembros de la U.E. que presionen al Congreso mexicano para aprobar el Sistema AntiCorrupción.
Por supuesto, esta propuesta tiene que enriquecerse y en ningún sentido es excluyente de otras acciones. También podríamos presionar al Congreso para pasar otras leyes y no las que propongo. Insisto en la necesidad de delimitar claramente las exigencias.